El ciudadano vasco Mikel Ibañez es un ejemplo claro de la política represiva asesina del Estado español. Gravemente enfermo desde hace meses, fue detenido al volver del exilio sin tener ninguna causa pendiente.
Gracias a la presión del Movimiento Pro Amnistía con sus constantes denuncias y movilizaciones, que han contado con el respaldo de miles de personas en toda Euskal Herria, Mikel ya se encuentra en un hospital de su país.
Este es el resumen de un espeluznante caso de represión:
Mikel Ibañez, gravemente enfermo, ha sido trasladado desde Madrid al Hospital Donostia. Después de que el preso asumiera el riesgo del viaje, el movimiento pro amnistía informó de que Ibañez iba ser trasladado a Donostia. Ese mismo día, una concentración en el hospital exigió su liberación.
El movimiento pro amnistía confirmó que el preso político elgoibartarra Mikel Ibañez, que se halla enfermo de cáncer, iba a ser trasladado ayer mismo desde el centro hospitalario Gregorio Marañón al Hospital Donostia. El traslado al hospital donostiarra fue ordenado por Baltasar Garzón el pasado jueves, pero los médicos que trataban al elgoibartarra en Madrid se negaron con rotundidad al traslado, por miedo a que el trayecto incidiera aún más en su delicado estado de salud. Ha sido el propio prisionero vasco el que ha asumido el riesgo del viaje, rubricando un escrito en el que se responsabiliza de lo que pueda pasar, y ha antepuesto su deseo a estar en Euskal Herria. El movimiento antirrepresivo convocó una concentración ante las puertas del hospital guipuzcoano, donde exigieron la inmediata puesta en libertad de Ibañez. Su defensa también ha interpuesto, recientemente, un recurso de reforma contra el auto dictado por Garzón, en el que decretó prisión atenuada y rechazó la petición de libertad del represaliado.
Actualemnte Mikel Ibáñez está siendo tratado en el Hospital Donostia desde el lunes 23, donde se prevé que continúe con el tratamiento contra el cáncer iniciado en el Gregorio Marañón. Sus allegados no pudieron visitarlo debido a una orden judicial.
El elgoibartarra llegó al complejo sanitario guipuzcoano la noche del lunes, y durante la jornada siguiente fue sometido a diferentes análisis y pruebas médicas. Numerosos allegados de Ibáñez se acercaron hasta allí para poder visitar a su familiar, pero sólo su hermana logró estar con él. El movimiento pro-amnistía denunció el envío de un escrito judicial al hospital donde se veta la entrada, con nombres y apellidos, a todos los allegados que han acudido durante estas semanas al hospital madrileño para visitar a Ibáñez.Por la tarde, decenas de ciudadanos se concentraron ante las puertas del centro para arropar a los familiares y exigir la puesta en libertad de Ibáñez. Portando la pancarta, en la que se leía «Mikel egoera larrian, askatu orain! Gaixotasun larriak dituzten presoak kalera!», se encontraban dos sobrinos del prisionero y miembros del movi- miento pro-amnistía de Elgoibar. En nombre de todos ellos tomó la palabra Jon Garate, que señaló al Gobierno del PSOE «como máximo responsable» de la situación de su convecino.Apuntó a las precarias condiciones de vida padecidas en prisión y a la inasistencia sanitaria como las causas de su enfermedad y de su posterior «desarrollo». Defendió que la única solución que cabe para Ibánez es la libertad, con el argumento de que su estado de salud «no es el adecuado» ni para estar en la cárcel ni para permanecer rodeado de policías.A juicio de Garate, la política penitenciaria aplicada a EPPK se basa en «la sed de venganza» y afirmó que tiene el «macabro objetivo» de llevar a presos y familiares «hasta las puertas de la muerte». Junto a Ibáñez, recordaron también a la docena de presos que viven esta misma situación, exigiendo también su puesta en libertad, así como la de los prisioneros que han cumplido su condena.
El estado de salud de Ibáñez se ha deteriorado mucho en cuestión de semanas. Así lo constataron en un comparecencia realizada a finales mayo la letrada Ainhoa Baglietto y el médico Endika Intxausti. La primera desgranó ante la prensa la evolución de la enfermedad de Ibáñez al haber sido ella, por medio de las visitas, «testigo de este deterioro». Recordó que el elgoibartarra fue extraditado por el Estado francés el 26 de febrero de este mismo año, hace apenas cuatro meses, y aseguró que la primera vez que lo vio en la prisión de Soto del Real, donse se encontraba en situación preventiva, «estaba bien».Explicó que en cuestión de pocas semanas su estado ya empezó a deteriorarse mos-trando signos de debilidad, desorientación y dolor. Con motivo de esta situación, informó de que Ibáñez fue trasladado en numerosas ocasiones hasta la enfermería de Soto del Real sin que se solventara su situación. «Hasta que un día perdió el conocimiento y entró en coma», detalló. Esto sucedió el pasado 19 de abril.Una vez llegado a este punto, la dirección del centro trasladó a Ibáñez a la Unidad de Cuidados Intensivos del Gregorio Marañón, donde comprobaron que sufría un coma hipoglucémico a consecuencia de la diabetes y la anemia. Las pruebas también alertaron de que padecía un tumor en el testículo derecho, linfoma que le fue extirpado. Tan sólo tres semanas después de sufrir el coma y de que le fuera detectado el cáncer, fue dado de alta e ingresado de nuevo en prisión, donde su estado continuó agravándose. No volvió al hospital hasta el 27 de mayo, cuando su propia abogada lo encontró sin poder valerse por sí mismo, en silla de ruedas, y con una situación física y moral «totalmente baja».
El movimiento pro amnistía confirmó que el preso político elgoibartarra Mikel Ibañez, que se halla enfermo de cáncer, iba a ser trasladado ayer mismo desde el centro hospitalario Gregorio Marañón al Hospital Donostia. El traslado al hospital donostiarra fue ordenado por Baltasar Garzón el pasado jueves, pero los médicos que trataban al elgoibartarra en Madrid se negaron con rotundidad al traslado, por miedo a que el trayecto incidiera aún más en su delicado estado de salud. Ha sido el propio prisionero vasco el que ha asumido el riesgo del viaje, rubricando un escrito en el que se responsabiliza de lo que pueda pasar, y ha antepuesto su deseo a estar en Euskal Herria. El movimiento antirrepresivo convocó una concentración ante las puertas del hospital guipuzcoano, donde exigieron la inmediata puesta en libertad de Ibañez. Su defensa también ha interpuesto, recientemente, un recurso de reforma contra el auto dictado por Garzón, en el que decretó prisión atenuada y rechazó la petición de libertad del represaliado.
Actualemnte Mikel Ibáñez está siendo tratado en el Hospital Donostia desde el lunes 23, donde se prevé que continúe con el tratamiento contra el cáncer iniciado en el Gregorio Marañón. Sus allegados no pudieron visitarlo debido a una orden judicial.
El elgoibartarra llegó al complejo sanitario guipuzcoano la noche del lunes, y durante la jornada siguiente fue sometido a diferentes análisis y pruebas médicas. Numerosos allegados de Ibáñez se acercaron hasta allí para poder visitar a su familiar, pero sólo su hermana logró estar con él. El movimiento pro-amnistía denunció el envío de un escrito judicial al hospital donde se veta la entrada, con nombres y apellidos, a todos los allegados que han acudido durante estas semanas al hospital madrileño para visitar a Ibáñez.Por la tarde, decenas de ciudadanos se concentraron ante las puertas del centro para arropar a los familiares y exigir la puesta en libertad de Ibáñez. Portando la pancarta, en la que se leía «Mikel egoera larrian, askatu orain! Gaixotasun larriak dituzten presoak kalera!», se encontraban dos sobrinos del prisionero y miembros del movi- miento pro-amnistía de Elgoibar. En nombre de todos ellos tomó la palabra Jon Garate, que señaló al Gobierno del PSOE «como máximo responsable» de la situación de su convecino.Apuntó a las precarias condiciones de vida padecidas en prisión y a la inasistencia sanitaria como las causas de su enfermedad y de su posterior «desarrollo». Defendió que la única solución que cabe para Ibánez es la libertad, con el argumento de que su estado de salud «no es el adecuado» ni para estar en la cárcel ni para permanecer rodeado de policías.A juicio de Garate, la política penitenciaria aplicada a EPPK se basa en «la sed de venganza» y afirmó que tiene el «macabro objetivo» de llevar a presos y familiares «hasta las puertas de la muerte». Junto a Ibáñez, recordaron también a la docena de presos que viven esta misma situación, exigiendo también su puesta en libertad, así como la de los prisioneros que han cumplido su condena.
El estado de salud de Ibáñez se ha deteriorado mucho en cuestión de semanas. Así lo constataron en un comparecencia realizada a finales mayo la letrada Ainhoa Baglietto y el médico Endika Intxausti. La primera desgranó ante la prensa la evolución de la enfermedad de Ibáñez al haber sido ella, por medio de las visitas, «testigo de este deterioro». Recordó que el elgoibartarra fue extraditado por el Estado francés el 26 de febrero de este mismo año, hace apenas cuatro meses, y aseguró que la primera vez que lo vio en la prisión de Soto del Real, donse se encontraba en situación preventiva, «estaba bien».Explicó que en cuestión de pocas semanas su estado ya empezó a deteriorarse mos-trando signos de debilidad, desorientación y dolor. Con motivo de esta situación, informó de que Ibáñez fue trasladado en numerosas ocasiones hasta la enfermería de Soto del Real sin que se solventara su situación. «Hasta que un día perdió el conocimiento y entró en coma», detalló. Esto sucedió el pasado 19 de abril.Una vez llegado a este punto, la dirección del centro trasladó a Ibáñez a la Unidad de Cuidados Intensivos del Gregorio Marañón, donde comprobaron que sufría un coma hipoglucémico a consecuencia de la diabetes y la anemia. Las pruebas también alertaron de que padecía un tumor en el testículo derecho, linfoma que le fue extirpado. Tan sólo tres semanas después de sufrir el coma y de que le fuera detectado el cáncer, fue dado de alta e ingresado de nuevo en prisión, donde su estado continuó agravándose. No volvió al hospital hasta el 27 de mayo, cuando su propia abogada lo encontró sin poder valerse por sí mismo, en silla de ruedas, y con una situación física y moral «totalmente baja».
No hay comentarios:
Publicar un comentario